Algo sobre mi


Mis primeras meninas
Nací en Caracas en el seno de una familia donde el arte, en todas sus expresiones, estaba muy bien valorado.   El gusto por la pintura lo adquirí en mi casa, de niña mis salidas dominicales preferidas  eran a: museos, galerías de arte y a cuanta exposición se llevará a cabo en mi ciudad natal, más aún, por iniciativa propia  me encantaba acompañar a mi papá a las subastas de arte. En bachillerato, mi profesor de   educación artística y dibujo técnico fue el inolvidable pintor y maestro Gabriel Bracho, quien a mi juicio, me motivó y enseñó a disfrutar aún más del arte en todas sus formas.

Académicamente, me he formado rigurosamente en el área de ecología, ejerciendo tanto en el área docente como en el campo profesional. Ya graduada de bióloga, tomé clases de dibujo científico, básicamente por diversión. Siempre afirmo que: <<No hay una historia velada que me condujo a expresarme a través de la pintura, sin embargo, siento que me ayuda a plasmar muchas de mis vivencias en colores, formas y armonías y además, le da paz a mi espíritu>>

El árbol de la biodiversidad
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Mi obra es francamente naif con una marcada influencia del  denominado Enviro Art. De hecho, en mis pinturas se refleja la rigurosidad de la ciencia ecológica con la espontaneidad y carácter impredecible del arte. Desde una perspectiva abiertamente ingenua, y sin proponérmelo, rompo con los paradigmas del Enviro Art tradicional y me rindo a la tropicalidad y expreso ésta a través de una explosión de rabiosos colores y una asombrosa diversidad de formas. Todo ello, me permite  redescubrir la naturaleza a través del cristal de Gulima, término con que los originarios designaban a los Altos Mirandinos (Venezuela), región donde he vivido en los últimos años.
En mis obras siempre está presente el  árbol de Gulima, que describo como: <<… es uno y es todos y hay uno para cada quien. Nace del amor en los Altos Mirandinos. Es vida, representa la tropicalidad y la fusión de los mundos. Cada noche se recrea en los sueños…>>. Él se ha convertido en mi compañero infatigable y, curiosamente, en muchas ocasiones cuando no lo pinto explícitamente, pueden descubrirlo como mi firma gráfica.